
samedi, janvier 23
mardi, janvier 12
Con los ojos cerrados imaginaba la gente desnuda, sobre la nieve, bajo la lluvia…gente a la que el viento se lleva cuando los tornados arrasan la ciudad. ¡Qué cruel mente aquella que abrigaba la cabeza recostada en el suelo; que permitía el movimiento a aquel cuerpo ágil y de piel blanquecina, malévolamente seductora; que permitía la toma de decisiones acerca del decorado de su gran mansión, cuando los demás…no tenían nada. Y se restregába por el suelo, cual gata en celo que se desvanece en sus sensaciones que nunca verá saciadas.
Al abrir la puerta Gael encuentra tal seducción agarrándose a los bordes de la bañera que yace en medio de la sala llena de espuma hasta los bordes.
Cierra la puerta sin emitir sonido alguno y camina despacio, manteniendo en equilibrio las copas de champagne burbujeante que sostiene la bandeja plata.
Grace no se inmuta, sumida en sus crueles pensamientos permanece absorta y relajada, esparciendo las gotas de sudor, mezcladas con el vapor, que desprenden sus axilas.
Gael deposita cuidadosamente la bandeja sobre la cómoda blanca, y se acerca a ella. Suavemente le aparta los mechones de pelo que le cubren la cara y descubre sus labios rojos cereza, que permiten entrever una blanca y fría dentadura. Totalmente relajada y estimulada por la presencia de Gael, Grace se estremece y se sacude, como si estuviera tan desesperada que lo que más quisiera sería que acabaran con su vida.
- ¿Qué hacías?, le susurra Gael al oído
- Pensaba en los demás.
- ¿A si?
- Si
- ¿y que és lo que pensabas?
- Pues que hay gente ahí fuera que está desnuda bajo el frío.
- ¿Quieres tomar burbujas bien frías?
- Preferiría bailar a jango reinhart.
- Eso está hecho, me encanta verte bailar. ¿Lo sabes verdad?
- Sí, sí que lo sé.
Gael se acerca al reproductor y acciona el play.
Una música relajante se entremezcla con el vapor. Grace se levanta. Mueve las caderas, se acaricia con los brazos, los eleva, mueve los labios al tararear el ritmo que suena… Gael observa sus movimientos con naturalidad y pasión, hasta que Grace va a parar a sus brazos.
Lou.
lundi, janvier 4
Quería decirte que me encuentro sola. El barco no para de moverse y me he pasado el día vomitando al mar. ¿No me dijistes que los barcos tan grandes no se balanceában? Esta mañana dormía. Debían de ser las once cuando alguien a picado a la puerta con los nudillos de las manos. Pensaba que era un sueño, pero luego me he despertado y he caído en la cuenta de que alguien me buscaba. Cuando me he puesto en pie he sentido una náusea tal que he tenido que dejar a mi buscador y dirigirme al baño.
Al abrir la puerta, una mujer vestida de blanco me sonreía.
Buenos días
Buenos días
Espero que hayas dormido bien
Si...perfectamente. ¿quién es usted?
Vengo a traerle su desayuno
Pero...yo no he pedido que me lo traigan
Alguien me ha mandado a traerselo, ¿puedo dejarlo encima de la mesa?
Si...,claro.
Cuando se marchó me sente frente a la bandeja repleta de galletas, leche, pan, vino y diversos helados.
Pues vaya desayuno tan extraño...., pensé.
Engullí todo lo que me habían traído y me sentí satisfecha, tanto que tuve que volver al baño.
Decidí pasar la mañana en la cubierta leyendo un libro de poemas que me he traído conmigo. Así podré algun día dedicarme a susurrar versos a alguien, pensaba mientras subía.
Hay poca gente por la mañana. Deben estar todos dormidos, refugiados en sus camarotes. Aún hacefrío.
Me tumbé en una hamaca de madera y empecé a leer. Luego empecé a pensar...y volví a marearme.
Pasaron las horas y fui a comer. En el comedor, un hombre se me acercó y me pidio permiso para sentarse conmigo. Acepté, ya te he dicho que me siento sola.
Era un hombre atractivo, de hecho aún lo es. Su cuerpo es esbelto y su estilo me gusta bastante. Un hombre inglés. Pero no te pongas celoso, es solo un americano....
Lo que te quería decir es que...ahora está aquí, conmigo. Pasamos la tarde charlando y luego me invitó a cenar...así que bebimos un poco de vino...y la soledad...sabes que no soporto la soledad... y encima aquí, entre las aguas, que me dan náuseas.
Perdóname...necesitaba contártelo.
Sigo siendo tu Grace, espérame.
Te quiero
Grace
vendredi, décembre 25
mardi, décembre 22
Gini Mei
El gorro de cazador de Rai lo distrae al caer y Gini Mei alarga sus ágiles brazos para alcanzarlo. El viento empieza a soplar fuerte, y el sombrero se le escapa de las manos. Gini Mei se levanta y corre detrás de él . Rai ve como Gini Mei desaparece entre los árboles; mira al cielo.
Gini Mei sigue el rastro del sombrero. Hay un pequeño sendero, por el cuál sigue corriendo. Los árboles mecen sus ramas y las ramas mecen las ojas…y el viento hace vibrar las células vegetales. El sombrero de cazador sigue bailando al son del viento, las vibraciones del cual cada vez son mas fuertes.
Gini Mei acelera sus pasos aún un poco más para intentar alcanzar el sombrero de caza que cada vez se desliza mas deprisa.
Rai sigue mirando hacia el cielo, que se ha vuelto medio gris. Rai concentra su mirada en esas nubes espesas que le gobiernan. Su cara relajada empieza a adquirir unos duros y rígidos rasgos. Algo está sucediendo, él lo presiente. Yo lo presiento.
Gini Mei sigue su carrera. ¿Persiguiendo qué? –se pregunta- ¿y por qué?
El sombrero de caza sigue veloz, sin caer. ¡Cómo es posible!
Gini Mei pierde el aliento. Las gotas de sudor recorren sus brazos hasta rozar las yemas de sus dedos.
El sendero desparece y Gini Mei llega a un gran círculo blanco cerrado. Un círculo sin salida.
El sombrero de caza empieza a dar vueltas sobre si mismo en el medio del círculo. Gini Mei se tumba en el suelo, exhausta, y observa.
¿Qué estará haciendo? – Piensa Gini Mei -, pues no entiende.
Rai se ha puesto en pie. Da vueltas sobre si mismo. Algo le sucede. Parece que ha perdido el control sobre sus extremidades. Intenta chillar, pero no puede. Mueve los brazos de forma desesperada, pero no puede parar de girar. Sigue girando, y gira, y gira, y gira…cada vez la inércia le hace girar de forma mas veloz. Vomita. El vómito sale disparado y salpica la hierba.
Gini Mei sigue observando el baile del sombrero de caza sin entender que sucede. Ya descansada se pone en pié e intenta alcanzarlo, pero por mas saltos que da no lo consigue. El tiempo pasa y Gini Mei vuelve a cansarse de perseguir algo que no puede alcanzar. Cuando se rinde, parece que el sombrero también lo hace.
Orgullosa, al fin, coge el sombrero. Se lo coloca en la cabeza y corre deshaciendo el camino. Cuando llega delante de la casa ve el porche vacío.
- Raaaaaai! –grita-
- He atrapado a tu maldito sombrero!!!
Gini Mei no obtiene respuesta. Qué extraño –piensa-, ¿dónde se ha metido?.
Entra a la casa y coloca el sombrero en el perchero.
- Raaaaaaai?
Vuelve a responderle el silencio.
Asustada revisa todas las habitaciones de la casa, pero Rai no está en ningun lado.
Vuelve a salir al porche y queda estupefacta.
Paralizada. La sangre le sube a la cabeza. Siente un mareo enorme. Un vacío sin fin. Intenta llamarlo pero no es capaz. Intenta caminar hacia él pero no puede y cae al suelo de rodillas.
El cuerpo de Rai yace sobre la hierba. La sangre cae por sus ombros.
Y…el sombrero, el sombrero de caza está sobre su cabeza…situada en medio de un gran círculo blanco cerrado que se ha creado en medio de los hierbajos.
Parece una cabeza de caballo, Gini Mei se desvanece.
Lou
vendredi, décembre 18
Debían de ser aproximadamente las cinco de la madrugada y soñaba con un paraguas. Un gran paraguas que me protegía de grandes granos de café tostado que caían del cielo. Me parecia estar en un lugar utópico, de ambiente cálido, cielo azul turquesa y nubes blancas y espesas. Extendía los brazos dejando caer el paraguas para coger todos los granos de maíz que pudiera! Pero cuando caía al suelo estos me golpeaban tan fuerte que se me hundían en las mejillas, los brazos, las piernas… ¿De donde debían proceder? Tenían tanta fuerza que parecían llevar siglos cogiendo velocidad!
Volví a coger el paraguas y me resguardé. De pronto empezó a llover algo que al principio no supe reconocer. Eran unas gotas transparentes, pero de una espesor extraña. Saqué la mano fuera para comprobar que caía y un impulso nervioso me hizo retirarla en el acto: ¡aceite hirviendo! El pánico se apoderó de mi. Corría y corría y corría pero a ningún lugar llegaba. El paraguas empezaba a pesar tanto que casi me era imposible sostenerlo derecho. Seguí corriendo indefinidamente hasta llegar a un sin lugar sin fin. Un gran barranco, que daba a un vacío oscuro que no alcanzaba a ver. Lo bueno, en estos momentos, sería saber que estas soñando y lanzarte al vacío para saber que es lo que se experimenta, pensé, cuando…caí en la cuenta de que estaba soñando. Así que…me animé a saltar al vacío. Y, decidido, salté.
Ahora estoy aquí, escribiendo desde la cama. Estoy, digamos…un tanto indispuesto y avergonzado. Un poco de ambas cosas. Concretamente sufrieron mis neuronas y mis costillas, y también un poco mis piernas.
Si, eso es. Resulta que mientras yo corría protegiéndome de gotas de aceite que intentaban asesinarme…en realidad lo que hacía era correr por mi habitación…Y la ventana fue lo que se presento como un gran, oscuro y apetitoso vacío. Así que doy gracias a mamá que decidió habitar en un primer piso.
Esta mañana ha venido a visitarme Cat al hospital, donde llevo unas dieciocho horas duermiendo. Me ha traído un bocadillo de brie con jamón y un libro para que me entretenga. Mamá dice que me recuperaré pronto, pero que aún me tienen que hacer algunas pruebas médicas antes de poder volver a casa.
Me he estado preguntando, a raíz de lo ocurrido, algunas cosas sobre los sucesos cotidianos que nos abordan de tanto en tanto en esta vida, como por ejemplo, mi salud mental.
¡¿Qué debería estar pensando en ese momento?!
En fin, hay que joderse. Espero no tener muchas neuronas lesionadas, por lo menos sé que aún tengo la capacidad de pensar, y eso me alivia.
¿Imaginas levantarte y no saber nada, de nada, de nada?
Entonces si que correría hasta algún abismo y saltaría de lleno al fondo.
Lou.