mardi, décembre 22

Gini Mei

Gini Mei nació hace 25 años muy lejos de aquí. Conoció a Rai hace 4 años. En este instante están sentados el uno frente al otro; puedo verlos. Gini hace muecas y Rai mantiene la mirada fija en un punto lejano.
El gorro de cazador de Rai lo distrae al caer y Gini Mei alarga sus ágiles brazos para alcanzarlo. El viento empieza a soplar fuerte, y el sombrero se le escapa de las manos. Gini Mei se levanta y corre detrás de él . Rai ve como Gini Mei desaparece entre los árboles; mira al cielo.
Gini Mei sigue el rastro del sombrero. Hay un pequeño sendero, por el cuál sigue corriendo. Los árboles mecen sus ramas y las ramas mecen las ojas…y el viento hace vibrar las células vegetales. El sombrero de cazador sigue bailando al son del viento, las vibraciones del cual cada vez son mas fuertes.
Gini Mei acelera sus pasos aún un poco más para intentar alcanzar el sombrero de caza que cada vez se desliza mas deprisa.
Rai sigue mirando hacia el cielo, que se ha vuelto medio gris. Rai concentra su mirada en esas nubes espesas que le gobiernan. Su cara relajada empieza a adquirir unos duros y rígidos rasgos. Algo está sucediendo, él lo presiente. Yo lo presiento.
Gini Mei sigue su carrera. ¿Persiguiendo qué? –se pregunta- ¿y por qué?
El sombrero de caza sigue veloz, sin caer. ¡Cómo es posible!
Gini Mei pierde el aliento. Las gotas de sudor recorren sus brazos hasta rozar las yemas de sus dedos.
El sendero desparece y Gini Mei llega a un gran círculo blanco cerrado. Un círculo sin salida.
El sombrero de caza empieza a dar vueltas sobre si mismo en el medio del círculo. Gini Mei se tumba en el suelo, exhausta, y observa.
¿Qué estará haciendo? – Piensa Gini Mei -, pues no entiende.
Rai se ha puesto en pie. Da vueltas sobre si mismo. Algo le sucede. Parece que ha perdido el control sobre sus extremidades. Intenta chillar, pero no puede. Mueve los brazos de forma desesperada, pero no puede parar de girar. Sigue girando, y gira, y gira, y gira…cada vez la inércia le hace girar de forma mas veloz. Vomita. El vómito sale disparado y salpica la hierba.
Gini Mei sigue observando el baile del sombrero de caza sin entender que sucede. Ya descansada se pone en pié e intenta alcanzarlo, pero por mas saltos que da no lo consigue. El tiempo pasa y Gini Mei vuelve a cansarse de perseguir algo que no puede alcanzar. Cuando se rinde, parece que el sombrero también lo hace.
Orgullosa, al fin, coge el sombrero. Se lo coloca en la cabeza y corre deshaciendo el camino. Cuando llega delante de la casa ve el porche vacío.
- Raaaaaai! –grita-
- He atrapado a tu maldito sombrero!!!
Gini Mei no obtiene respuesta. Qué extraño –piensa-, ¿dónde se ha metido?.
Entra a la casa y coloca el sombrero en el perchero.
- Raaaaaaai?
Vuelve a responderle el silencio.
Asustada revisa todas las habitaciones de la casa, pero Rai no está en ningun lado.
Vuelve a salir al porche y queda estupefacta.
Paralizada. La sangre le sube a la cabeza. Siente un mareo enorme. Un vacío sin fin. Intenta llamarlo pero no es capaz. Intenta caminar hacia él pero no puede y cae al suelo de rodillas.

El cuerpo de Rai yace sobre la hierba. La sangre cae por sus ombros.
Y…el sombrero, el sombrero de caza está sobre su cabeza…situada en medio de un gran círculo blanco cerrado que se ha creado en medio de los hierbajos.

Parece una cabeza de caballo, Gini Mei se desvanece.


Lou

2 commentaires:

  1. Enhorabuena por este texto, es perfecto!
    sigue así
    Un saludo

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  2. el viento y los sombreros que juegan a escaparse.... me ha encantado este texto!

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