Por Una Devant
Querido Frank,
acabo de llegar a casa. La fiesta ha sido un fracaso. He bebido demasiado y Al se ha cabreado conmigo. Sabes cuanto le quiero y lo mal que me sienta que no esté por mi. Ayer nos escapamos por unas escaleras de socorro e hicimos el amor en los barrotes. Hacía un frío de narices. De nuestras bocas salían pequeños halos de vapor mientras follábamos. Por suerte llevé falda y panties, así que no tuve que bajarme los pantalones. Mientras lo hacíamos se me cayeron las llaves escaleras abajo e hicieron un estruendo horrible, que nos hizo corrernos a la vez -supongo que por el miedo a que viniera alguien-. Luego volvimos a la fiesta y Al se fué con una furcia a dormir. Me había prometido que pagaría lo que había echo, y mira si me lo hizo pagar bien el muy cabron.
Bueno, y tu, querido, ¿como estas? Ya he visto que tu putita ha vuelto a darte los buenos días desde lejos, estarás contento. Que alegría saber que estás bien... -no se si ironizo o lo digo enserio-. En fin, sigue pasándolo bien. Por cierto, alguien me dijo el otro día que ibas muy borracho, vigila que ya sabes lo que te pasa luego con las prostitutas. Como aquel día que me hicistes enfadar por mirar bailar a aquella estúpida y eché a andar delante de tí, mientras te acosaban las prostitutas de la gran via, y ví como echaste a correr porque se había puesto agresiva después de ver a tu bonito dedo haciéndole la butifarra. ¡Que te jodan!, chillé. Hay dios, que recuerdos. En fin, sigue bien.
Bisous.
Pd: no creo que coja el avión. A parte de que tengo miedo a volar creo que tengo que dedicarme a unos cuantos asuntos esta semana. Erica Jong me tiene contaminado el corazón.