Aquí al habla una señorita al borde de la desesperación.
Por Louise Kine
- ¿Por qué coño no intentas tranquilizarte?
- No puedo, vale? Déjame en paz.
- Muy bien, haz lo que te de la gana, estoy harto.
- Mira Dan, si vas a seguir así es mejor que te largues.
- No me lo digas dos veces porque estoy hasta los...
- ¿¡hasta los qué!? ¿¡por qué coño no ves que estas empeorando las cosas?!
- Mira mona, deberías saber que tu histerismo me está costando mis nervios.
- Ui, pobrecillo. Me das lástima.
- Que te jodan.
- ¿A dónde vas?! ¡eh! ¡ven! ¡ven, porfavor! Te necesito...
'Se oye desde lo lejos el gemido de la mujer desesperada', estará pensando el muy...cabrón. Y seguro que ahora se debe estar mofando. ¡Qué estúpida!
¡Perder el culo por ese estúpido! ¿¡A quién se le ocurre!?
Maldita sea, estoy harta.
Se levanta furtivamente.
- ¡Dan! ¡Dan! ¡Dan! ¡DAN!
Oh dios mio, creo que voy a caer desplomada. Que diablos...
- Dan, porfavor, ven conmigo
- Oye monada, ¿no ves que estoy ocupado?
- Si, veo que estás muy ocupado. ¿Quién es esa golfa? ¡Eh, tú!, ¿quien diablos eres?
- Lo siento, déjame a mí.
Susurra Dan al oido de esa golfa de piel bronceada.
Se levanta y viene hacia mí. Lo mataría, juro que lo mataría.
- Veo que no pierdes el tiempo. ¿Qué crees que haces?
- ¿Qué crees tú que hago?
- Filtrear con un culo y unas tetas.
- Se llama Adriana
- Eres increíble Dan, de veras.
- Deja de molestarme Maddie.
- Me haces daño, ¿lo sabes?
- ¿A sí? Entonces va todo sobre ruedas. No esperaba que cayeras tan rápido.
- Eres un estúpido.
- Lo sé. Y ahora si me permites...
Se aleja. ¡Se aleja! Debo de estar soñando.
- Maddie! ¿Puedes apagar la luz?
¡Seras cerdo!
Maddie apaga la luz y Dan y la Golfa quedan a oscuras en el camarote.