Mas de lo que sabes.
Por Una Devant.
Sola, de nuevo sola. Sola metida en un armario lleno de camisas y botellas de ginebra, que apesta a naftalina y a perfume barato. Sin vestir, sin maquillar, sin duchar. El ritual del año requiere la oscuridad de nuevo, paso previo al compromiso anual de esta noche tan especial (que poco irónico parece así escrito). El compromiso comenzará dentro de treinta segundos, cuando Carl abra la puerta de la habitación - chillando Edith!Edith! ¿dónde estas? -.
Hace exactamente cuarenta y cinco minutos que estoy aquí metida, y ¿qué es lo que hago?, pues pienso. Pienso y algún año me masturbo o me dedico a morderme las uñas de los pies, es divertido allí en la oscuridad. El tiempo que estoy alli pienso, básicamente que no me apetece una mierda salir a hacer el idiota, que quiero permanecer en casa y pasarme la noche viendo películas francesas, con copas de vino en la mesa y taquitos de queso manchego. Pero eso para Carl es imposible. Carl tiene que salir y pasar frío, salir y sudar con gente alrededor, salir y luego dormir para levantarte con un infernal dolor de cabeza. ¿Que tendrá eso de especial?
- Edith! Edith! ¿dónde estas?
- Estoy aquíííííí!, chillo desde el armario
- Dios, Edith, dice Carl abriendo la puerta
- No! por dios! apaga esa luz!
Carl me mira como si fuera un cachorro sin dueño, una perra desprotegida y falta de cariño.
- Ya basta, ves a darte una ducha.
- ¿Es una orden?, le pregunto con mi mas inocente voz
- Si, lo es.
- Vaya, entonces no tendré mas remedio que ir.
- Buena chica.
Me rebienta. Me rebienta pero me levanto, así, cumpliendo con lo establecido, soy incapaz de permanecer allí sentada entre el hedor a naftalina.
- ¿podrías, almenos, prepararme la ropa?
- Si, claro.
En la ducha me conciencio. Vaya coñazo. Si algo querría que sucediera allá fuera es que un James Bond se me acercara y me llevara lejos de esa manada de cabras pestilentes a hacerme el amor, en medio de un bosque, quizás.
- ¿Edith?,¡Edith!
- ¿Siiiiii?, para oirle tengo que parar la ducha, un coñazo
- ¿que te parece la blusa rosa de Naisc y unos bombachos negros?
- Me parece muy bien Carl, muy bien
- Estupendo
Será inútil, que mas me dará a mi. No quiero parecer un par de piernas adornado con una tela negra que cubre mi torso, me niego, me niego.
Cuando salgo de la ducha Carl me ha dejado la ropa en el colgador y una copa de champagne en el tocador con una nota de posa vasos:
Alegra esa cara, mi querida Edith. Y sécate ese cuuuulo mojado rápidamente.
Tu querido Carl.
Pd. A ser posible no me hagas esperar mas de quince minutos.
Será bastardo. En fin, voy a vestirme. Feliz última noche lector, ¡espero que su noche no sea tan divertida como la mía, pues eso sería imposible!